Saturday, July 03, 2010

En su defensa

(gracias bien ahí mundial)

Cuando un equipo pierde cuatro a cero los análisis suelen ser terminantes, “no se discute”, “no hay nada que justificar”. Clarin.com tituló por varias horas en su edición online que la Argentina fue “humillada” por Alemania (Tres horas después de mantener ese título parece que ahora “A la selección se le terminó un sueño”). Cientos de opinadores se están dedicando ahora a describir la táctica y estrategia del equipo maradoniano para buscar los por qué de semejante resultado. Otros, los antimaradonianos de siempre de acá y del mundo, celebran la caída de la “prepotencia y la soberbia” del Diego. Su dedicado odio hacia Maradona, tan insistente en momentos como éste donde es fácil pegarle y tan silencioso en momentos de gloria, solo muestra su odio clasista y xenófobo hacia ese “negro ignorante” e irrespetuoso que llenó de gloria al Napoli y a la selección Argentina mientras ellos seguían dándole a las teclitas o hablando por televisión y volviendo a sus casas después de una jornada laboral sin que nadie, nadie, los recuerde.

Porque para ser recordado hay que ser distinto y ellos no lo son, ellos hacen los deberes. ¡Qué fácil es hacer los deberes! Pero eso nos enseñaron ¿no? que el mejor alumno es aquel que religiosamente hace toda la tarea y cumple sistemáticamente lo pedido por el dios profesor o el dios dios. Porque, además, hacer los deberes iguala, somos todos soldados del señor y no hay ninguno por sobre otro. Todos igualitos. Todos uniformados. Todos obedientes.

Y Maradona es distinto, señores. Maradona no hizo nunca los deberes: ni hoy como técnico, ni ayer como futbolista, ni en el medio como figura pública. Me atrevo a decir que Maradona no hizo un puto deber en su vida. El hizo lo que quiso, siempre arriesgándose por lo que creía correcto, o simplemente porque tenía ganas. Y por eso lo recordamos. ¿O hubiésemos preferido que le devuelva el pase al Negro Enrique en el ocheintayseis en vez de encarar a nueve ingleses? ¿O que no haya vuelto al fútbol en el noventaycuatro para no vivir ese “papelón”? ¿O que no vaya a la Fifa a pelearse con Havelange?

En este mundial, Maradona volvió a hacer lo que quiso, volvió a cagarse en los deberes, volvió a arriesgar. Todos sabíamos que Alemania era un equipo que cuando atacaba era una máquina de hacer goles. Pero él prefirió ser protagonista, prefirió no pensar en quién tenía en frente más allá de Ozil (que no la tocó) y decidió jugar como lo venía haciendo: 4-1-5. “Que los alemanes ataquen, yo tengo a Messi, Carlitos y el Pipita”, me imagino pensando.

Pero si hubiera hecho los deberes… Ahh, si hubiera hecho los deberes seguiríamos en la copa, va a decirme algún temeroso del poder. Si hubiera hecho los deberes formaba con Verón en vez de Carlitos y Jonás en vez de Di María. “4-4-2, como me enseñaron en la escuela de técnicos”. Si hubiera hecho los deberes nos traíamos la copa. Puede ser, le responderé yo, pero Maradona no quiere la copa amarreta y ventajera del Italia de 2006, quiere la copa bailada de Brasil de 2002. Ese Brasil al que tanto envidian los hacedores de deberes, que repiten sin avergonzarse, sin sentir ni un mínimo cosquilleo en su flora estomacal: “Brasil es Brasil porque le juega igual a cualquiera”. Pero claro, no solo Brasil es Brasil sino que, permítanme la repetición interminable, Brasil queda en Brasil. Y si pierden será un problema de ellos.

Acá no. Acá admiramos a los distintos ajenos, pero a los propios los escupimos cuando están en el piso. Porque el distinto es así, el distinto arriesga tanto y tan fuerte que gana poco y pierde mucho. Y cuando pierde ¡como pierde! Y es tan lindo pegarle al que pierde ¿no?

Pero volvamos a los deberes, que las estadísticas nos ayudan. La teoría matemática, creada por distintos y aplicada por deberianos, justifica a estos con la “probabilidad”. Es más probable lograr un buen resultado haciendo los deberes que siendo diferentes. ¡Pero claro! ¿No es acaso una obviedad eso? Si seguís las reglas y tenés todo anotadito y prolijito vas a cumplir como un campeón papá! Primaria, Secundaria y hasta la Universidad sin llevarse una materia! Un orrrrrgullllllllo para toda la familia. ¡Es tan bueno!

Mis estimados analistas y antimaradonianos, aprovechen estos días para darse su panzaso científico, racional y bienpensante que justifique esta derrota de la selección argentina. Les pido por favor que no obvien en su análisis el lijero hecho de que ni durante el partido ni en el final hubo desmanes ni jugadores expulsados por pegar, ¡ni siquiera hubo amarillas! Tampoco obvien, si son tan amables, que hasta el minuto 93 el equipo siguió intentando hacer un gol por abajo y tocando, respetando la idea de juego que tuvo desde el minuto 0 frente a Nigeria. Y por último, ya se que esto es mucho, pero se los pido encarecidamente, de rodillas casi, como si fuese mi último deseo antes de morir en la horca de la distinción que hagan un repaso por su memoria y anoten en un papelito todos los nombres de los hacedores de deberes que recuerden en una columna y de los distintos en otra. ¿Ven lo mismo que yo no? ¿Se dan cuenta de qué estoy hablando?

Ahora, antes de emitir la primera palabra, miren ese papelito, respiren como si estuviesen por arrancar la carrera injusta del penal y elijan en cual se van a inscribir. ¿Ya lo hicieron? Ah! Claro! Me había olvidado de una cosa, para ser distinto hay que ser valiente. Bueno, en otra vida será.