Wednesday, December 20, 2006


Miro al techo que hoy ha vuelto a gotear; hacía tiempo que no llovía así. Y cada gota golpeando contra los cacharros de metal me hace pensar unas veces en sangre y otras veces en ti. Lo que en realidad viene a ser lo mismo. Lo que, por crueldad, viene a dar igual. O puede ser un ángel que una vez perdió la fe y fue expulsado, y que ha venido a agonizar justo encima de mi hogar y estas gotas sean sus lágrimas. O puede que sea hora de entrar ya en razón y llegar a comprender que dentro de este horror no hay literatura, no, y eso tú lo sabes bien a fuerza de caer en una trampa mortal que en el tiempo dura ya ocho años y medio. Seré muy breve; te quiero, y esto duele.
Y vino un pájaro a posarse en mi ventana. Tenía una ala rota y su plumaje era gris y azul. Y al acercar mi mano y comprobar que no echaba a volar supe de inmediato que lo enviabas tú. Lo tomé entre mis garras y lo dejé morir, y cuando lo hizo aún llovía aquí. Y la sangre al gotear entre zarpas de animal presagió mi suerte, como una ave que voló de Madrid hacia Gijón aun herida de muerte, reescribiendo la espiral de prometer hacerlo bien, cometer un nuevo error, no saber pedir perdón o pedirlo demasiadas veces. Y aunque ahora escupo una oración helado de terror ningún dios responde aún. ¿Soy yo el que no ve o es que todavía no se hizo la luz? Seré muy breve; te extraño, y esto duele.
Y trato de encontrar una salida pero no recuerdo ni por dónde hemos entrado aquí. Y contemplo junto a mí el cadáver del que fui –según tú- en una ocasión, y es la mancha de humedad la de la herida mortal impregnada en el colchón, y ahora que te oigo llorar en lugar de ir hacia ti me vuelvo a anestesiar y me limito a subir el volumen del televisor, o me concentro en recordar, para no pensar en ti, que tendría que llamar y que alguien venga a reparar la gotera de una puta vez, que ya cansé de recoger litros de agua gris, gris como un metal que un día relució y hoy lo cubre suciedad. ¿Qué se hace para amar lo que quise despreciar ya una y mil veces? Seré muy breve; te he perdido, y esto duele.

Nacho Vegas, Ocho y medio

2 comments:

candyagustin said...

ay! el amor... si es dificil sobrevivirlo, el que fuimos queda tirado ahi como un cadaver, pero el que nos volvemos es el que interesa!

Sorrow said...

No sé si queda tirado... pero es extraña la indiferencia que producen los ex amores. Como si nunca hubiéramos sentido nada. Y lo que da miedo creo que es eso, dejar de sentirlo.
¡Hoy tengo un día!