Sunday, December 20, 2009


En todos los cementerios existe una tumba que pertenece a los ghouls. No hay más que darse una vuelta por cualquier camposanto para encontrarla: cubierta de musgo y manchas de humedad, la lápida rota, rodeada de abrojos y hierbas pestilentes y una profunda desolación que se apodera de uno cuando te encuentras frente a ella. La lápida suele ser más fría que la de las restantes tumbas y, por lo general, el nombre allí grabado resulta completamente ilegible. Si se ha erigido algún monumento funerario en ella --un ángel o cualquier otra escultura--, seguramente le faltará la cabeza, o estará infestado de hongos y líquenes hasta el punto de parecer un único y gigantesco hongo. Cuando visites un cementerio y veas una sepultura con aspecto de haber sido profanada en repetidas ocasiones, habrás descubierto la puerta de los ghouls, y si, a medida que te acercas a ella sientes la imperiosa necesidad de salir corriendo, ésa es, sin duda, la puerta de los ghouls.
Había una de esas puertas en el cementerio de Nad.
Hay una de ellas en todos los cementerios.

Neil Gaiman, El libro del cementerio
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