Sunday, September 13, 2009


Al salir del ascensor, una chica de alterne venía hacia mí; cabello rubio desvaído y abrigo de piel de zorro con unos zapatos de tacón alto lo bastante finos como para perforarte el corazón. Unos círculos azules le rodeaban la parte inferior de los ojos negros, que había resaltado con delineador del mismo color. Parecía que alguien le hubiera pegado una paliza y que ella tuviera miedo de que le volviera a pasar. En la mano sostenía una copa de vino de tonalidad púrpura carmesí: 'Me muero por una copa', dijo al pasar ante mi en el pasillo. Su hermosura no era de este mundo. Pobre infeliz, condenada a recorrer ese pasillo durante mil años.

Bob Dylan, Crónicas Volumen 1
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